“Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.” Efesios 4:2-3
Un hogar lleno de paz
Si nuestros hijos tienen el trasfondo de un hogar piadoso y feliz y esta fe inquebrantable de que la Biblia es en verdad la Palabra de Dios, tendrán un fundamento que las fuerzas del infierno no podrán sacudir. Ruth Bell Graham
Admito que, como madre joven, esperaba mucha perfección de mis hijos. Ahora lo lamento porque mis elevados ideales me impidieron amar a mis hijos como Dios quería que los amara. ¿Sabes a lo que me refiero?
Dependiendo de cómo respondamos, los conflictos pueden intensificarse o disminuir lentamente en nuestro hogar. No podemos erradicar la discordia por completo, pero una respuesta piadosa puede conducir potencialmente a una atmósfera de amor y paz en lugar de más conflictos.
Incluso hoy en día, a veces, cuando pienso que mis hijos necesitan más reglas, lo que realmente necesitan es que yo les muestre un camino mejor. La forma en que yo soy madre juega un papel importante en su respuesta. Mi actitud y mis acciones pueden llevarlos a Jesús o alejarlos de Él, y mi objetivo como mamá es que mis hijos conozcan y experimenten a Dios. El comportamiento y las reglas por sí solos nunca podrán cambiar el corazón pecaminoso de mi hijo. Sólo Dios puede hacer eso.
Romanos 2:4 (NVI) dice: “¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento? Mamá, ¿sabías que la bondad de Dios tiene como objetivo volvernos a Él en lugar del pecado? Él quiere que tengamos una relación con Él para que el pecado pierda su poder sobre nosotros!
Al crecer, no tenía una imagen muy precisa de Dios. No lo vi como un Dios muy amable, tolerante o paciente, sino que lo vi como un Dios loco, lejano y duro, como si quisiera llevar un registro de todas las cosas malas que hice para poder castigarme. El versículo anterior en Romanos 2:4 dice que Él es todo lo contrario. No fue hasta que cumplí veintitantos años que me di cuenta de que Él es amable, tolerante y paciente.
Somos mejores padres cuando sabemos que Dios es paciente y bondadoso. Ambos atributos conducen a un ambiente más tranquilo en nuestro hogar. ¡Mamá, no te preocupes por las cosas pequeñas! Cuando nos sentimos abrumadas y desesperadas, tendemos a criar en nuestra carne en lugar del Espíritu Santo. Dios está muy dispuesto a enseñarnos cómo hacer esto si estamos dispuestas a que nos lo enseñen. A menudo me pregunto: “¿Qué haría Jesús en esta situación?” mientras crío a mis hijos.
La Palabra de Dios transforma nuestra manera de criar mientras navegamos por épocas difíciles de conflictos con nuestros hijos. La Palabra es como un mapa con muchos caminos agradables, muestra dónde retroceder y girar, en qué dirección ir y qué hacer cuando estamos confundidas.
Cuando abro mi Biblia, le pido a Dios que me ayude a entender lo que estoy leyendo, aunque a veces mi pequeño cerebro no pueda entender sus caminos.
Espero que mis ejemplos te animen a buscar a Dios como mamá. Aunque la maternidad a veces parece desalentadora, recuerda lo corta que es esta temporada. Mis hijos ahora son mayores y he descubierto que es cierto: antes de que te des cuenta de lo que está sucediendo, tus pequeños bebés habrán crecido y tu nido estará vacío. Date permiso para disfrutar de tus hijos mientras puedas. Vive sin arrepentimientos. ¡No te castigues cuando cometas un error y recuerda que nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo! Nunca. Por encima de todo, recuerda que la fidelidad de Dios cubre incluso tus peores fracasos.
¡Deja que la paz reine en tu hogar dejando de lado cualquier expectativa poco realista y deja que Dios te guíe en tu crianza!
IDEA LLENA DE FE: Ora antes de decir
Esta semana, intenta filtrar tus pensamientos antes de hablar. “Ora antes de decir”. Abraza y besa a tus hijos, diles que los amas, especialmente cuando se equivocan.
Con amor,
Mari Jo Mast y el Equipo del Club de Ayuda para Mamás
Mari Jo encountered God’s unconditional love and grace in the year 2000, which radically freed her from the bondage of legalism and exhausting performance. She desires to faithfully obey and purely reflect the character of Jesus in her life and longs for readers to encounter the Presence of Holy Spirit in her writing.
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