Sobre compararnos con los demás

“Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie.”
Gálatas 6:4 NVI

Sobre compararnos con los demás

 

Cuánto tiempo gana quien no mira lo que dice, hace o piensa su prójimo, sino sólo lo que él mismo hace, para que sea justo y santo. Marco Aurelio

La comparación nos roba la alegría, amiga mía. Seguramente no hace falta ser un genio para darse cuenta de eso. Bastan unos minutos de estar con otras mamás o amigas para comenzar el juego de comparación. Inmediatamente nuestra mente dice: “Vaya, ella mantiene su casa muy limpia. Debería mantener una casa más limpia”. “Se ve muy bien y ha perdido algo de peso. Probablemente debería apuntarme a un gimnasio y empezar a hacer ejercicio”. “Mira, ella va a tener otra cita con su esposo. Mi esposo no me ha llevado a una cita desde hace mucho tiempo. Mi esposo no debe amarme tanto como el de ella”. “Parece que tiene mucha paciencia con sus hijos. Pierdo los estribos muy rápido. ¿Por qué no puedo ser más así? “Sus hijos se portan muy bien. ¿Por qué mis hijos me avergüenzan tanto? Debería conectarme en línea y pedir algunos libros sobre esto para poder llevar a mis hijos por el camino correcto”.

¿Alguna vez te has encontrado teniendo pensamientos como este? No estás solo si es así. Muchas de nosotras luchamos contra la comparación. Las mentiras que empezamos a creer sobre nosotras mismas porque nos comparamos con los demás nos hacen daño a nosotras y a quienes nos rodean. Nos encontramos sin poder vivir en la capacidad que Dios nos dio a cada una de nosotras porque tememos ser menos, ¡lo cual no podría estar más lejos de la verdad!

Lo opuesto a la comparación es la satisfacción. Deja que tu corazón medite por un momento en estos versículos:

  • Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. (1 Timoteo 6:6-8 NTV).
  •  “Y luego dijo: «¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen».” (Lucas 12:15).

No somos capaces de correr el telón de la vida de otra persona para ver sus espacios ocultos y sus luchas. Todo lo que podemos ver es lo que se nos muestra a través de las redes sociales o lo que las personas están dispuestas a compartir con nosotros, lo que muchas veces es solo un pequeño vistazo de quiénes son o cómo fue realmente su día.

Si fueras capaz de mirar a las personas como lo hace Jesús, no existiría la comparación porque miraríamos a los demás con ojos de amor. Apreciaríamos los diferentes dones y talentos de cada uno y respetaríamos su individualidad. Dios nos creó para ser únicas por una razón. Alguien por ahí necesita tu personalidad específica para ministrarla. Eres sólo una pieza del intrincado rompecabezas de la belleza de Dios en este gran mundo. Sin que tú seas tú, Su rompecabezas no estaría completo. Jesús no necesita una réplica. ¡Él necesita que seas para ser quien Él te creó!

Para ser una gran amiga y alguien que pueda amar bien a otros, debemos poder mirar a nuestras queridas amigas como lo haría Jesús, apreciando sus dones y luchas, aceptando las circunstancias de la vida que las hacen quienes son y mirándolas sin envidia porque no podemos llevarnos nada de este mundo: ni nuestra buena apariencia, dinero, posesiones, decoraciones para el hogar o aparadores perfectamente organizados. Todo lo que llevamos con nosotras es el carácter y el alma de quien Dios nos hizo ser. A medida que ajustamos nuestro enfoque y comenzamos a ver a nuestras amigas de esta manera, Dios transformará nuestros corazones. Comenzaremos a apreciar los talentos de nuestras amigas y a apoyarnos en sus fortalezas. Las comparaciones empezarán a desaparecer. A cambio, podremos ofrecer con confianza nuestras propias fortalezas a los demás, sabiendo que tenemos algo valioso que ofrecer.

Hermana, ¡no permitamos que la comparación nos robe la alegría! En cambio, permitamos que la alegría gobierne nuestros corazones, encontrando gozo en nuestra propia familia, nuestras propias provisiones que Dios nos ha dado y las personas para las que Dios nos hizo ser.

IDEA LLENA DE FE: Escriba algunas notas de agradecimiento

Escribe un par de notas de agradecimiento a algunas queridas amigas esta semana. Dígales que está agradecida por su amistad y asegúrese de agregar algunas cosas específicas que le gusten de ellas. ¡No hay nada como sentirse amada y apreciada!

Luego escribe una nota para Dios. Agradécele por lo que Él te hizo ser. Pídele que te siga revelando pequeñas formas en las que te hizo única. Tómate el tiempo para escribir genuinamente tus propios rasgos y fortalezas de carácter. Recuerda, Dios te ama profundamente y te tejió en el vientre de tu madre (Salmo 139:13). Ni una sola parte de quién eres fue creada por accidente sino con el máximo pensamiento y cuidado.

Con amor,

Krystle Porter y el Equipo del Club de Ayuda para Mamás

Krystle Porter

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