“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré y no los abandonaré.” Isaías 42:16
Deja que Dios te guíe
“Ten la seguridad de que si caminas con Él y miras a Él, y esperas ayuda de Él, Él nunca te fallará.” George Müller
Cuando mis hijos crecían, me sentía como una cachorrita perdida mientras iba de casa en casa, buscando respuestas sobre cómo tener un hogar cristiano. Quería desesperadamente descubrir qué debería hacer con mis hijos, así que observé a las otras mamás que conocía.
Miré los libros que tenían en sus estantes, les pregunté en qué actividades tenían a sus hijos y tomé nota de cómo hacían las cosas en sus hogares. Nunca sentí que mi familia estuviera tan unida como las familias de otras madres. En el fondo sabía que era peligroso compararme, ya que me hacía sentir como una madre fracasada y que mis hijos siempre se quedaban cortos.
¡Pero no podía dejar de notar lo seguras que eran estas mujeres! Estaba tan desesperada por saber qué hacían otras personas en sus hogares porque sentía que no sabía lo que estaba haciendo. No quería arruinar a mis hijos ni darles una infancia como la que tuve, que fue triste y decepcionante. Debido a que mi infancia fue tan disfuncional, cometí muchos errores antes de venir a Jesús y me preocupaba que mis hijos de alguna manera hicieran lo mismo.
Recuerdo una vez en la que me sentí tan desanimada que simplemente no podía dormir. Bajé las escaleras en medio de la noche y me derrumbé y lloré mi corazón a Dios porque sentí que simplemente no estaba haciendo esto “de la maternidad” bien. Tenía tanto miedo de arruinar a mis hijos y hacer que se alejaran de Dios. Este pensamiento aterrador me hizo sentir debilitada y desesperada.
Esa noche, mientras estaba sentada llorando, vi mi Biblia en la mesa al lado de mi silla y decidí leer algunas Escrituras para animarme. Abrí el libro de Isaías, hojeé el capítulo 42 y llegué al versículo 16 (la clave al comienzo de este artículo). Me quedé asombrado al leer las palabras; Inmediatamente penetraron profundamente en mi corazón. ¡Ahí estaba mi aliento!
¿Me sentí ciega porque me dirigía a un territorio desconocido?
¡Absolutamente! Pero a través de estos versículos, Dios me dijo que me vio y supo que me sentía perdida y sola. Y, sobre todo, me dijo nuevamente que me ayudaría a convertirme en la madre para la que Él me creó. Aunque no tuve una educación cristiana y a pesar de mis muchos errores, Él dijo que me ayudaría y me animó a seguir confiando en Él y dejar que me guiara. Saber que Dios me encontró donde estaba me hizo sentir en paz y me permitió seguir adelante. Él sabía lo que mis hijos necesitaban, así que necesitaba filtrar todas esas ideas que estaba viendo a través de Él orando y pidiendo.
Esta es una imagen de la forma práctica en que caminamos con Jesús y de cómo criamos a nuestros hijos con Él, un día a la vez. Al leer este libro, adquiere el hábito de pedirle al Espíritu Santo que te hable cuando abra las páginas por primera vez. Te sorprenderá lo mucho que aprenderás si involucras a Dios en tu lectura aquí y ahora. La Biblia dice que, como creyentes, tenemos el Espíritu Santo viviendo dentro de nosotras y Él nos enseña todo el tiempo; todo lo que tenemos que hacer es pedir. Sí, todavía cometeremos errores porque somos humanas, pero tu vida será mucho mejor porque caminaste cada día con Jesús.
Sé bendecida con amor,
Deb Weakly y el Equipo del Club de Ayuda para Mamás
IDEA LLENA DE FE: Ora para conocer mejor a Dios
Durante años he orado Efesios 1:17-19 en voz alta a mí misma.
Estas poderosas Escrituras hablan del hecho de que tenemos un inmenso poder viviendo dentro de nosotras como cristianas, pero tenemos que orar y seguir orando incluso para entenderlo. ¡Incluso tenemos que orar para comprender mejor a Dios! Se necesita un espíritu de sabiduría y revelación.
I remember going into my daughter's room night after night and kneeling beside her bed and crying my heart out to God because I didn’t know how to be a Christian mom; I felt like I had no idea what I was doing. You know what? God is so faithful! He answered me and simply said, “Spend time with me, Deb.” And so I did. I began arising 15-30 minutes earlier each day so I could read my Bible and pray, and plan out my day with my family.
If there was one thing I would love to share with you is that God is personal and loves you as you are. You don’t have to be perfect to be loved by our amazing God! Come as you are! His loving presence can be practically known and experienced. He is not a God who is far away, He is near and easily found. He longs for you to come to Him!
Randy and I have been married for 33 years and we have two grown children, Christie, and Jack, and one answer to prayer son-in-law named Alex. And now I get to be a Gigi to my sweet little grandbabies, Aspen and Skylar, and Piper. Yay!